sábado, 2 de enero de 2010

22 Junio 2009 Newborn's story

Todavía recuerdo cuando nació mi sobrina Marina, un día de octubre, hace casi diez años. Cuando cogí el teléfono y la suegra de mi hermana me dio la noticia, y yo salí a contárselo a todo el mundo, pero no había nadie en casa. Corrí tras el móvil para mandarle un mensaje a mi novio, no me dio tiempo que ya entraban mis padres por la puerta, tras una semana de hospital y sesiones de quimioterapia para el. En cuanto los vi, grité a pleno pulmón: “¡la tata, la tata ya ha tenido la niñaaaa!”. Y recuerdo, con todo lujo de detalles, el brillo que iluminó la mirada de ambos, pero en especial la de mi padre.

Sin dudarlo nos fuimos los cuatro al hospital. Por aquel entonces mi padre aún podía aguantar batallas semejantes, así que allí nos presentamos para conocer a la bebita más guapa que hasta entonces vi. Parecía una conejita, enroscada todavía en posición fetal bajo la manta, con su gorrito y sus manoplas, dormida, tranquila, sonrosada y con unas orejas tan pequeñas que mi hermana pensó que tardaría unos meses antes de poder dejar que se los perforaran para ponerle los pendientes que ya tenía preparados. Todo fue genial.

Desde entonces, ha llovido mucho... Mucho.

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